3 de octubre de 2011

Mi lugar


Me enceguecen las luces de la ciudad,
los motores me aturden, mis oídos sangran,
el humo me ahoga cada vez más
y al salir los apurados pisan mi cabeza.
 
Quiero irme a la montaña, respirar libertad,
poder escuchar a las aves gritar su furia,
dejar correr desnuda a mi mente,
ver el sol sin smog, mientras amanece una vez más.

Mojando mi pies, pensando en no pensar,
los relojes ya no me corren, 
soy yo quien marca mis pasos,
nadie me corre, nadie me puede alcanzar.

Desde acá veo a las estrellas brillar más,
y es solo eso lo que importa ahora,
el viento me canta  dulce al oido
y me suena tan parecido al susurro de tu voz.

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