27 de octubre de 2010

En mis manos



Amaneciendo con lágrimas en los ojos,
llorando sin poder parar,
pero sin llorar de tristeza,
llorando con el corazón.

Preguntándome que me quedó,
que fue de alquel sonido de su voz,
caminando a través de los árboles,
imaginando que una sombra me persigue.

El grito desesperado de la noche,
me invita a acurrucarme en sus brazos,
me ví bebiendo de su sangre,
derramándola por todo mi cuerpo.

Cicatrices que se rompen,
vuelven a nacer las heridas
que alguna vez creí curar,
recordándome cuánto duele.

Pintándo una flor de primavera,
recordando la pupila de sus ojos,
es mi flor más hermosa,
que se marchitará en mis manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario