Caminando por una  calle gris,
 con rostros que me miran como desconociendome,
 mientras el  sol cocina mis pies descalzos 
que dan cientos de pasos sobre el asfalto.
  Mis pequeñas piernas ya sin fuerzas
 caen rendidas a los pies de un  extraño, quien no demostró importarle
 y no dudó en moverse a un lado  para evitar pisar mi alma.
una herida más, otra curita que tendré que  inventarme
para dejar de soñar, que algun día alguien vendrá por mi
 y me  brindará un abrazo, de esos que no se olvidan.
 Tan solo tengo cinco  añitos, no sé cual será mi nombre,
 aunque me gustaría llamarme  Valentino,
 tengo mucha hambre guardada en el bolsillo,
 pero aunque a  veces la tristeza me rodea y me quiere atrapar,
 sigo creyendo que los  colores que aprendí ayer, 
pueden brillar mañana, y la ilusión de que  todo va a cambiar, 
me mantendrá vivo en este diciembre y en los que  vendrán,
 aunque mi historia sea triste, se que todo va a cambiar 
porque  se que ese abrazo que espero, algún día va a llegar.

Perfecto!
ResponderEliminarMe encanto y mientras lo leia senti una analogia con la triste realidad de los marginales de la calle.
Un abrazo y dos besos! :)
DIe.
Gracias Die! la idea era que al leerlo se sienta lo que sentiste, tarea cumplida! :)
ResponderEliminarBesotón capitán!